HAREMOS MAGIA

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Ahora que nos reencontremos, haremos magia nuevamente. Con paciencia y con amor, trabajaremos para dar a nuestros cuerpos más habilidades de expresión: aprenderemos a mirar al cielo, dejaremos que nuestros pies sigan el ritmo y hablaremos sutilmente con el movimiento de nuestras manos. Nuestros ojos seguirán el sonido de la música y nuestro rostro permitirá que se asomen los secretos de nuestro corazón. Con paso firme avanzaremos por un escenario imaginario y, al llegar al proscenio, volaremos.

Al cantar, indagaremos los límites de nuestra voz; los límites que el tiempo y tal vez el miedo nos han impuesto. Insistiremos en cruzar esos barrotes porque, como un acto de amor a nosotros mismos, dejaremos que nuestra voz despliegue sus alas y en un vuelo libre exhiba las emociones, experiencias, dolores, alegría e ilusiones que habitan en nuestra alma y nuestra mente. No necesitaremos justificar con fines utilitarios nuestro esfuerzo, porque el solo hecho de cantar nos hará libres. Y entonces, cantando, romperemos las cadenas de aquellos que nos escuchen y haremos que contacten con sentimientos que ni siquiera ellos sabían que podían experimentar.

A partir de un texto, indagaremos historias de hombres y mujeres que nos cuentan más que sus palabras. Y partiendo de eso como un pretexto, ahondaremos en nuestra propia historia para prestarle a un ser anónimo nuestro pasado y presente para construirle como personaje. Lo colmaremos de riqueza con emociones reales y le traeremos a la vida en el escenario. Y en el proceso, aprenderemos a mirar a los ojos a nuestros interlocutores y aprenderemos a mirarnos de frente a nosotros mismos.

Escucharemos atentamente el consejo de quienes nos guían y también el consejo de quienes nos acompañan en esa travesía de llevar las palabras de un escritor a la realidad de un escenario. Sabremos que la técnica nos es útil para tener maneras diferentes de expresar y conmover, y que no hay más camino que el que se construye con esfuerzo, disciplina y honestidad en el proceso de creación.

Cuando llegue el momento de estar bajo las luces del escenario, a los ojos del espectador el inicio lo marcará la tercera llamada y concluirá con el agradecimiento al público. Pero para los que estemos involucrados en este acto de creación, el inicio estará marcado desde el primer ejercicio que hagamos y, lo más maravilloso, es que no terminará en un aplauso ni al recoger nuestras herramientas de trabajo al abandonar el teatro, sino que será un tesoro que nos acompañará durante toda la vida.

Es un hecho: Ahora que nos reencontremos, haremos magia nuevamente.

José Avisay Méndez Vázquez

Director de la Compañía de Teatro del Colegio Argos