¿CÓMO ENSEÑARLE A TUS HIJOS A SER AMABLES? PARTE 2
¿Tienes problemas porque tus hijos presentan actitudes serias o apáticas ante la gente y no sabes por qué se comportan así? ¡Estás en el lugar indicado! Para empezar, es importante señalar que gran parte de la actitud de tus hijos está determinada por ti, por tu ejemplo y por la educación que le brindas desde casa.
Richard Weissbourd, psicólogo infantil de Harvard, y quien dirige el proyecto “Making Caring Common”, asegura que: “Los niños no nacen buenos ni malos y nunca debemos rendirnos con ellos. Ellos necesitan que los adultos los ayuden a convertirse en personas preocupadas, respetuosas y responsables para sus comunidades, en todas las etapas de su infancia”.
En la primera parte de este artículo, te compartimos dos consejos para enseñarle a tus hijos a ser más amables (lee el artículo aquí). Te invitamos a analizar la segunda parte que hemos construido para este tema, con la intención de brindarte una guía útil con excelentes consejos para enseñarle a tus hijos la importancia de la amabilidad para con sus semejantes, su entorno y con ellos mismos:
3. Muéstrales la cultura de la inclusión
Los niños asocian las cosas correctas e incorrectas a partir de lo que viven en casa, en el trato que reciben de sus padres y los valores con los que se rige su familia. Cuando fomentas en ellos una cultura de respeto por nuevas ideologías estás sembrando en ellos la tolerancia y, por consecuencia, la inclusión.
Si desde pequeños les muestras que la diversidad de personalidades, modos de pensar y actuar nutre nuestra riqueza cultural, le mostrarás un camino en donde acepte con respeto ideologías, preferencias y formas de vida diferentes a su contexto. Recuerda que la inclusión no es hacerle un favor a otra persona y omitir juicios respecto a lo que la otra persona es, hace o piensa; la inclusión es aceptar sus diferencias, respetar su forma de vida e incluirlo en la sociedad de forma amable, proactiva y afectiva.
4. Las malas acciones exigen llamadas de atención
Los niños constantemente imitan el comportamiento de sus compañeros, y difícilmente se detendrán a pensar si son acciones correctas o si dañan a otras personas. Cuando tus hijos tengan actitudes groseras, agresivas o descarguen su furia y enojo en alguien más, es prioritario que hagas una llamada de atención inmediata para que puedan asociarla. Te recomendamos, también, invitar a tus hijos a reflexionar sobre sus errores, para que así sea más factible que no lo vuelvan a hacer.
Si constantemente dejas pasar de largo estas actitudes con la esperanza de que en el futuro tus hijos tendrán madurez y dejarán atrás las groserías, lamentamos decirte que esta conducta sólo se intensificará. Te recomendamos forjar tiempo de calidad para explicarle a tus pequeños las razones por las que deben ser precursores de la paz, amabilidad y tolerancia para este planeta.
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